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Psicoterapia Corporal

La psicoterapia corporal, parte de la base de que el cuerpo y la mente se comportan como una unidad, por lo que se entiende la psicoterapia como un proceso integral de salud. Este enfoque, entiende los síntomas físicos como una manifestación de conflictos que tienen un origen psicológico, o que están influidos por nuestra conducta, pensamiento o emociones. El fin de la terapia es darle un sentido a estos síntomas físicos, comprendiéndolos y dándoles un lugar en la biografía.

Se trabaja principalmente con el diálogo, elaborando e identificando aquellos traumas, problemas y preguntas que sentimos que entorpecen nuestro momento actual, o que no nos permiten avanzar a una siguiente etapa vital.

  • Este tipo de psicoterapia está recomendado para personas que busquen un proceso terapéutico con una mirada holista, que tiene como objetivo una integración mente-cuerpo.  Especialmente dirigido para personas con enfermedades tales como fibromialgia, colon irritable, psoriasis, obesidad, dolores crónicos y alergias; como también lesiones o enfermedades crónicas, entre otros.

  • Se pueden integran trabajos de meditación y ejercicios corporales para abordar el tratamiento de una forma integral.

Historia y teoría sobre el enfoque corporal en psicología

En esta sección iré exponiendo breves escritos sobre psicosomática y la relación mente-cuerpo. Para mí y muchos autores que voy a ir presentando, la psique (alma, mente) y el soma (cuerpo) se comportan como una unidad y por tanto se afectan mutuamente. 

 

Introducción

 

Los primeros autores que teorizaron más profundamente sobre este tema fueron P. Janet, Freud, Groddeck y Reich, entre otros; todos muy influenciados por la aparición del inconsciente como novedoso tema de estudio psicológico. Estos autores cayeron en cuenta que muchas manifestaciones físicas (síntomas somáticos) tienen cierta correlación con conflictos mentales, sean estos traumas de infancia, relaciones dañinas o temas emocionales puntuales. 

 

En las últimas décadas, el enfoque psicosomático en salud ha revolucionado tanto el diagnóstico como el tratamiento de muchas enfermedades, considerando como nunca el poder que tiene la mente sobre el cuerpo. Algunos ejemplos de enfermedades llamadas psicosomáticas son los siguientes: asma, úlcera, artritis reumatoide, colon irritable, neurodermatitis, fibromialgia, hipertensión arterial, afecciones alérgicas, cefalea tensional, fatiga crónica, lumbago inespecífico, entre otras. 

 

¿Esto significa que estas enfermedades son producidas por la mente? No. Desde mi perspectiva, los trastornos psicosomáticos NO se pueden entender unilateralmente, tiene que haber también un cuerpo orgánico predispuesto a enfermarse (genético o desarrollado posteriormente). Así es como el  estudio de lo psicosomático se preocupa de la influencia psicológica en la aparición de la enfermedad, en el curso de la misma y en su cura.

 

Entendiendo el marco teórico. El concepto de energía. 

 

Fue Freud quien empezó a desarrollar un modelo energético para entender la mente y el inconsciente, pensando que nuestro funcionamiento psíquico existe gracias a un potente motor llamado “pulsión”, una fuente de energía localizada entre lo somático (físico) y lo psíquico (mental). Esta energía, al acumularse, empieza a producir una tensión en el cuerpo que necesita descargarse, pero es esa tensión la que justamente permite que se desarrolle lo que llamamos mente. Podríamos hacer la metáfora de un molino de agua, la pulsión estaría representada por el caudal de un río, que viene con cierta energía. Ese torrente lo frenamos con una represa, lo que genera tensión (agua acumulada), esa tensión hace mover un molino, el cual estaría representando a la mente. El molino necesita de la fuerza del agua para moverse así como el psiquismo necesita de la fuerza de la pulsión. 

Si bien se puede profundizar mucho sobre el complejo concepto de pulsión, mi intención es introducir el por qué se habla de energía en psicología, no estamos hablando de una energía esotérica ni necesariamente espiritual, sino que tiene sus bases en el profundo estudio que han realizado los autores, principalmente con una influencia psicoanalítica en el último siglo.

Luego, fue Wilhelm Reich, discípulo de Freud, creador del libro “La función del orgasmo” (1927) y del concepto de “Orgón”, quien pensaba que la neurosis tenía que ver con un bloqueo, o retención energética que se iba localizando en el cuerpo generando una “coraza corporal”. Esta energía tenía que ser liberada a través de ejercicios corporales que disuelven la rigidez y liberan la energía contenida, como una catarsis. 

Ahora, ¿qué tiene que ver la energía con lo psicosomático?

Como vimos en párrafos anteriores, el concepto de energía empezó a ocupar un lugar relevante en el entendimiento de la relación mente-cuerpo. Algo ocurre en los trastornos psicosomáticos que el órgano o área del cuerpo se llena de energía o se vacía, lugar que además parece ser elegido inconscientemente.

 

¿Existe una personalidad psicosomática? 

 

En la historia reciente, los autores han buscado si acaso existe un tipo de personalidad que tienda a la somatización como forma de expresión sintomática. Esto significa, si es posible encontrar rasgos en común en la forma que se comportan, comunican, sienten o expresan; así como traumas o forma de relacionarse con sus cuidadores de infancia. 

 

La escuela de París (P. Marty, M.Fain), ha sido la más drástica al respecto, ya que consideran que sí existe una personalidad psicosomática que tendría sus raíces en la primera infancia, antes de la aparición del lenguaje. Marty y otros autores consideran este tipo de personalidad como una categorización estructural, bastante grave y muy difícil de tratar. 

 

El modelo actual (Mcdougall, Liberman), tiene a su base un criterio dimensional, mucho más flexible que la mirada francesa. La perspectiva dimensional ve lo psicosomático como un espectro y no una categoría rígida. Esto quiere decir que no existe una personalidad psicosomática estructural, sino que cualquier persona puede llegar a somatizar. La forma y gravedad de los trastornos psicosomáticos que presenten sí pueden varían por el tipo de personalidad a la base. Sin embargo (ojo con esto), los autores coinciden en que los pacientes que tienden a somatizar, comparten rasgos de funcionamiento que podrían promover la descarga a través del cuerpo. 

 

Factores que predisponen la somatización

 

Las investigaciones sobre los trastornos psicosomáticos fueron agrupando ciertos rasgos de personalidad que tiene un paciente que tiende a generar síntomas a través del cuerpo.  Presentaré a continuación los factores que a mi parecer son los más importantes para el desarrollo de síntomas psicosomáticos. 

 

Alexitimia: a (falta) lexis (palabra) y (thymos) afecto, ausencia de verbalización de los afectos. Los primeros en hablar de alexitimia en psicosomática fue la Escuela de Chicago (F. Alexander), quienes reconocieron que en pacientes se daba una incapacidad para identificar, expresar y elaborar sus propios sentimientos. 

 

Pensamiento operatorio: pensamiento bien concreto y sin afecto en el relato. Son personas que tienen su foco de experiencia en la realidad externa más que en su mundo interno, es decir, menos desarrollada la fantasía para dramatizar sus vivencias y dificultad en poder integrar tensiones pulsionales que permitan proteger la salud física. 

 

Sobreadaptación: término utilizado por Liberman para definir un tipo de conducta exageradamente adaptada al entorno. Tiene su origen en la infancia, son niños que en general no dan problemas, parecen viejos chicos, bien portados y de baja empatía. Son consecuencia de un patrón donde los padres tienden a gratificar las conductas socialmente adaptadas, esto hace que el niño suprima sus propias emociones en pos de adecuarse a las expectativas y exigencias. 

 

Disociación mente/cuerpo: existe una fuerte desconexión entre la mente y el cuerpo. En general este factor se produce cuando la madre (o cuidador) no es capaz de contener y traducir las emociones del bebé. Se empieza a generar en la persona un distanciamiento entre sus estados mentales y el impacto que puede tener esto en su cuerpo y viceversa. 

 

 

Referencia:

Carrasco, D.(Edit.) (2015). Cuerpo y Clínica Psicoanalítica Actual. Ediciones SODEPSI.

© 2019 - Psicólogo Ferenc Sziklai

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